Por Juan Tomás Valenzuela
Justo a mitad del desastre
que presenta esta pandemia,
nos vienen con la engolemia
de que nunca hubo pillastre,
en las “fallas” tipo sastre
del proceso concluído.
En que solo habían subido
las boletas de exponentes
que están con el presidente
y su penco malnacido.
Al preguntársele a Almagro
sobre este extraño proceso,
este mán, de modo avieso,
lo ha tildado de “milagro”.
Y aunque en verdad hubo flagro
como dice el boletín,
ni el Penco, ni Chapatín
tienen culpa de estas fallas,
que señalan al ampaya
y a un suplidor de Beijing.
De acuerdo a este insulso informe,
se descarta al coronel
del grupo de Abinader,
que delató un plan enorme.
Donde el señor de uniforme
y un técnico telefónico,
filtraron detalles crónicos
sobre un delito en proceso,
cometido por sabuesos
del danilismo anacrónico.
El informe de la OEA
sobre el pasado proceso,
es antojadizo, avieso
y tan singular que asquea.
Una suerte de odisea
entre lo que fue y se pudo.
Que en vez de deslíar el nudo
de un proceso distendido,
busca mostrar al ungido
como un prócer limpio y puro.
Las fallas acontecidas
en el tollo de febrero,
según estos characheros
nunca fueron concebidas.
Por lo tanto, la barrida
que le dieron al morado,
no fue un asunto planeado
como han querido decir
y les volverá a ocurrir,
¡Que lo den por descontado!.
Juan de los Palotes
15 abril 2020